Para la Defensoría de la Tercera Edad, el 60 por ciento de los jubilados son pobres, ya que con sus haberes no pueden acceder a comprar una canasta de bienes y servicios que permita cubrir sus necesidades básicas. Los precios de los 50 principales medicamentos consumidos por adultos mayores registraron un aumento promedio de 8,7% durante octubre.
Los jubilados integran uno de los sectores más golpeados en la Argentina ante la aceleración de la inflación y la consecuente pérdida de poder adquisitivo, un hecho reconocido por datos oficiales: la jubilación actual implica la reducción de casi la mitad del promedio de la mínima en dólares en 2015, al pasar de 441 dólares promedio a 221 en octubre último.
El estudio elaborado por el Centro de Economía Política (Cepa) indica que sólo a lo largo del mes pasado los medicamentos tuvieron un ajuste de casi 9%. «Si se considera el caso de los diez medicamentos que más aumentaron en el mismo período, el incremento alcanzó el 15,7%, con casos de subas de hasta un 21,9%», apunta.
Desde el Cepa calculan también que «la inflación de los medicamentos entre mayo de 2015 y octubre de 2019 el alcanzó 457% en lo que se refiere al Valor de Venta al Público y de 297% en el Precio a los Afiliados a Pami». Se trata así de una situación «crítica» dado que «el poder adquisitivo de la jubilación mínima se retrajo 23,4%» en ese mismo período.
La estimación a diciembre de 2019 con relación al mismo mes de 2015, si se toman en cuenta las proyecciones del mercado difundidas por el Banco Central y el aumento previsto para fin de año, «alcanza una caída similar«, señala el sondeo.
Pero los aumentos de precios de los medicamentos resultan más graves dada la modificación de la Resolución N°005 de Pami, que agrega condiciones extraordinarias para poder acceder al subsidio del 100% de cobertura.
“A esto se le suma el hecho de que PAMI dejó de entregar la medicación crónica gratuita a los dos millones de afiliados y para acceder a la misma se exige cumplir una serie de requisitos demasiados restrictivos. Esta situación trae como consecuencia que las personas mayores dejen de consumir su medicación o lo hagan de manera limitada para generar un ahorro económico en los gastos que estos demandan”, justifica el CEPA.