Rosela Ávila tiene 32 años y hace 28 que convive con diabetes. Era una niña de cuatro años cuando empezó a inyectarse insulina, pero hoy, el tratamiento ya es una parte intrínseca de su vida.
«Para mí, eso no es malo. Hay gente que tiene enfermedades mucho peor, yo sólo tengo que inyectarme», dice en entrevista con Hablando Claro.
Vivir con diabetes
En la época en la que Rosela fue diagnosticada con esta enfermedad, que afecta a 1 de cada 10 argentinos, no circulaba mucha información al respecto. «No se tenía mucha noción de la enfermedad», cuenta.
Creció tratando de entender por qué tenía que comer cosas diferentes a sus compañeros de escuela y evitando hablar del tema. Sin embargo, gracias al constante apoyo de su familia y, especialmente al de su mamá, quien también es diabética, logró sobreponerse a los obstáculos y aceptó que la diabetes es parte de ella.
«Es complicado con el tema de la comida en casa. Es difícil no querer comer lo que esta comiendo el otro, que es más rico», confiesa. Pero no se deja atormentar por esta realidad, asiste a la nutricionista y dice que «estamos todos tratando de comer mejor».
El embarazo
Rosela tiene un hija de 10 años. «Fue un embarazo de alto riesgo», cuenta y agrega que, en el embarazo de una persona con diabetes, lo normal es tener 6% de hemoglobina glicosilada, mientras que ella tenía 12%.
Por esta razón, tuvo que tener cuidados especiales para no afectar su salud ni la del bebé. «Tenía que controlarme mucho con la comida», especifica. Fue así como logró bajar un 2% de los valores de hemoglobina y llevar adelante el embarazo sin mayores complicaciones.
Tratamiento en CIPADI
El taller Cuidado Integral para el Paciente con Diabetes, es un espacio de encuentro que brinda herramientas para mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes, en Monte Cristo.
Rosela asiste a los numerosos talleres que ofrece este equipo de profesionales de la salud y se realiza controles frecuentes para conocer el estado de su salud. «Te motivan a seguir y a cuidarte, porque a veces cansa el tema de las dietas», cuenta.
«Vivir lo mejor que uno puede»
Rosela dice que el primer paso para saber vivir con esta enfermedad es aceptarlo. «No es algo malo si uno se controla». Y aconseja buscar siempre el apoyo de alguien, porque muchas personas «se deprimen al enterarse».
«Busquen estar bien, porque lo que uno quiere es vivir bien y está en uno poner la voluntad para hacer las cosas. Sino ponemos voluntad nosotros, no llegamos a ningún lado», expresa como mensaje final hacia quienes están atravesando por esta situación.