La crudeza de los estereotipos nos atraviesa como una flecha que no tiene fin. Persiguiéndonos desde tiempos que ni siquiera recordamos pero que siempre nos dejan un claro mensaje: qué hacer y cómo tenemos que ser. Tampoco recordamos desde cuándo los cuerpos delgados se convirtieron en una regla implícita: 90, 60, 90 son las medidas para el «éxito».
La incesante imposición de cómo debemos vernos se hace eco en publicidades, anuncios y en las marcas más y menos reconocidas. Aceptamos-algunas- ese orden con la cabeza gacha, casi como si fuera una obligación y de esa forma los cánones impuestos por la sociedad en la que vivimos, influyen en nuestro día a día y se cuelan en nuestros pensamientos y en nuestros hábitos.
Sin embargo, cada vez es más latente el intento por romper con los cánones de belleza establecidos por nuestra sociedad. Dentro de este esfuerzo por crear un mundo más inclusivo, realista, y menos perfecto, el arribo de los cuerpos gordos es innegable. “Llegaron” para quedarse. “Llegaron”, digo, porque la verdad es que siempre estuvieron presentes, solo que la sociedad se negaba a verlos.
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Equilibrando un poco las cosas y haciéndose un lugar propio, ahí donde no los quieren o incomodan, se ha vuelto cosa de todos los días entrar a Instagram y encontrarse con alguna modelo XL irrumpiendo en el mundo de la belleza, en la actuación o en las publicidades.
Estos cuerpos se unen en la lucha, alentando a adolescentes a no avergonzarse de ser cómo son, a amarse, a respetarse y sobre todo a hacerse respetar. Publicando mensajes sobre body possitive, abriéndole los brazos a la diversidad de cuerpos y alentando al amor propio.
Entre esos mensajes, son los cuerpos gordos que hablan en términos de amor y de posibilidades. «Dale una oportunidad a tu cuerpo, querete».
Ante la mirada del odio impuesta por los estereotipos de belleza, quererse y respetarse, es uno de los actos más revolucionarios.

De esta manera, las redes sociales se tornan una herramienta de empoderamiento contra la opresión, que estimula la difusión de quienes no encuentran cobijo en la sociedad. Ese cobijo que no se encuentra en los boliches, en los probadores, en las tiendas en donde te dicen: «es talle único». Cuando vas a buscar trabajo y lo primero que piden es una foto cuerpo entero, o debes ajustarte a parámetros de «excelente presencia».
Instagram, Twitter y otras redes se convierten así en un espacio de liberación, un arma contra el odio. Le dan voz y visibilidad a quienes han sido dejados en la oscuridad durante años.
View this post on Instagramcon mi celulitis y mi fibra grosa, tú sabes que así estoy más hermosa 🍳
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La fuerza que adquirieron estos cuerpos es tal, que reconocidas marcas como Fenty, Moschino, y Calvin Klein, en otras, cuentan con un catalogo para talles grandes y tienen modelos plus size que llevan sus ropas con orgullo, rompiendo con todas las insignias establecidas.
Sin embargo, en nuestro país, los cuerpos gordos no logran abrirse paso en las marcas grandes. Solo las firmas independientes aceptan la inclusión y se animan a más. No incluir modelos XL, implica además, que probablemente esa marca no cumple con la Ley de Talles, limitando una vez más el horizonte de posibilidades para estos cuerpos.
El fin de una era y el comienzo de otra
Hace unas semanas, una noticia revolucionó las redes: Victoria’s Secret no realizará su desfile este año. La revista ELLE coronó la primicia con el título de “El fin (necesario) de una era”. Dentro de los motivos por los cuales la reconocida marca decidió suspender su fashion show, es justamente debido a que tanto la sociedad como la industria de la moda, lentamente están creando espacios para la diversidad y la inclusión. La marca comenzó a ver un decremento, tanto en sus ventas como en la aceptación popular.
La delgadez extrema como única puerta hacia la belleza, ya no vende. Los cuerpos gordos, fueron abriendo sus propias puertas e imponiéndose en la sociedad. Este proceso, que viene ocurriendo hace rato, adquirió vigor, energía y cada más aliados. Los post en las redes sobre el amor propio y la aceptación, por parte de estos iconos de la belleza XL, obtuvieron frutos.
Es nuestra decisión optar por ignorar el clima de cambios que nuestra sociedad está viviendo, o sumarnos a la lucha. Apoyar a quienes nunca tuvieron apoyo, y despertar de una vez por todas. Es por eso que la pregunta resuena en mi cabeza: ¿De qué lado te vas a quedar? La tibieza no sirve, necesitamos valentía y ganas de cambio en un ambiente lleno de lucha por la inclusión.
Delgadez-obesidad: los polos de la salud
La raíz de esta cuestión es el debate de ¿qué es un cuerpo saludable? En dialogo con Hablando Claro, Belén Chinellato, nutricionista recibida en la UNC, manifestó que cada persona es un mundo y lo que sirve para cada uno no es una receta universal.
En palabras de la especialista, son muchos los factores que influyen en un cuerpo saludable, sin embargo, la clave para ello reside en un camino sin obsesiones, aprendiendo a convivir con la comida y a elegir lo que es mejor para cada uno. Lo esencial es aceptarnos y querernos, y a partir de allí, reeducarnos en torno a los alimentos que pondremos en nuestros cuerpos.
No es una guerra entre modelos hegemónicas y modelos XL, por el contrario. El objetivo es crear un ambiente saludable basado en la diversidad de cuerpos y en el fomento al amor propio. Respetar todos los cuerpos, y por sobretodo ser conscientes de que existe más que un cuerpo «perfecto», es lo necesario para avanzar y conquistar como sociedad.