Los aficionados del fútbol sabrán que tener éxito en el ámbito futbolístico no es fácil. Los peces en el mar son muchos y ser uno en un millón es difícil. Garra, corazón y pasión a veces no parecen suficientes para llegar a lo más alto. Siempre hace falta un poco de suerte.
Este parece ser el caso de Facundo Di Cesare, el chico que nació en Buenos Aires pero cuyo corazón pertenece a Balnearia. La mayor parte de sus años los pasó en la localidad del departamento de San Justo y sus primeros piques con la pelota los hizo en Sportivo Balnearia.
Su oportunidad de convertirse en ese uno en un millón se dio mientras llevaba los colores de AD El Arañado. En un partido, un representante lo vio y no pudo negar el potencial del pibe. Su destreza y juventud lo llevaron a formar parte de un grupo de jóvenes deportistas que viajaron a Europa a probar suerte, soñando con un lugar en los equipos del viejo continente.
La empresa Argentine Training Center Córdoba Soccer (ATCC), fue la encargada de poner a los chicos un poco más cerca de su sueño. Con la esperanza intacta y el corazón rebosando de alegría, llegó a Italia y probó suerte en Sampdoria, Sassuolo, Cagliari, en otros clubes, tanto de la Serie A, como de la B y la C.
Del país de la pizza, viajó a Eslovenia. Sin embargo, ciertos aspectos en el club interesado no lo convencieron y se dirigió directo a Suiza. Allí su travesía no terminó. Probó en varios clubes, hasta que el Solduno, de la tercera división del campeonato suizo arregló con Facundo para que se quede durante tres meses.
Caer y volver a intentarlo hasta el cansancio. Luchar por los sueños y continuar a pesar de las adversidades. Facundo ahora tiene una prueba de fuego: dar su mejor impresión para seguir creciendo, aprender y poner en práctica esos aprendizajes.
