8M: En la lucha

Hoy te invito a repensarte, en tu rol, sea cual fuere y a responder ¿Cuándo dejaste luchar?

Este 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y en muchos entornos se pide que además del saludo, de las flores y de los bombones, se utilice este día para reflexionar acerca del rol de la mujer en la sociedad.

Me interesa pensar y escribir en relación a la lucha, al sentido que carga este término. Claro, en cada contexto, la palabra está cargada de diversas realidades, creencias y valoraciones culturales.

Las primeras reflexiones que hago me invitan a pensar en el término lucha, que me lleva a imaginar que como mujer soy protagonista, somos las mujeres las protagonistas. Además, pienso que eso incluye una responsabilidad -de alguna manera- una responsabilidad individual, que también se vuelve colectiva.

Si buscamos en el diccionario, la RAE establece que luchar es «contender o pelear». Sin embargo, podemos hablar de lucha en un sentido mucho más amplio, complejo y cotidiano.

La lucha en principio está en nuestros cuerpos, allí es donde contenemos la rabia, los pensamientos que van y vienen, las creencias que heredamos y cómo nos ven. En los cuerpos comienza la lucha, a veces con nosotras mismas, que tratamos de invisibilizar la poca tolerancia a la diversidad de nuestras formas, entre tanto más, esa mirada que tanto se quiere quitar.

La calle y nuestros espacios de cada día formarían la «arena» de todas esas luchas que con otros cuerpos, «son una barrera humana que resiste» como apuntó en una entrevista Judith Butler.

Esa responsabilidad está dada, siento, por participar en esa barrera que puede resistir la falta de oportunidades, la exclusión, los machismos y todo eso que no nos gusta. No por un capricho, sino porque en nuestro cuerpo no tienen lugar.

Por esto escribo estas líneas, para convidar este pensamiento a las mujeres que se dicen no ser feministas o no sentirse representadas en el feminismo. En realidad, hay múltiples feminismos tantos como machismos. Hoy 8 de marzo, todas las mujeres luchamos en la calle, en nuestras casas, en nuestros hogares, en las escuelas. Luchamos para que nuestros jóvenes sean, pertenezcan y se superen. Luchamos porque a pesar de no llegar a fin de mes hacemos hasta lo imposible para subsistir. Luchamos porque nuestras hermanas, nuestras sobrinas, vecinas y otras niñas sean niñas y no madres.

Luchamos porque cada día nos reinventamos y esas pequeñas acciones individuales se tornan de todas, es decir, se contagian. Madres, no madres, casadas o solteras, heterosexuales o no, negras o blancas, flacas o gordas; todas soñamos con una sociedad más solidaria, más justa y con mujeres fuertes, sin miedos y sin culpas. Hoy te invito a repensarte a vos, en tu rol, sea cual fuere y a responder ¿Cuándo dejaste luchar?

Feliz día y gracias a todas las mujeres que luchan y logran día a día transformar sus y nuestros espacios.