
Noelia Garella tiene 34 años y desde 2012 se convirtió en la única mujer en la Argentina y una de las pocas en el mundo, que ejerce su profesión como maestra de nivel inicial.
«La Noe», como le dicen sus más íntimos amigos, es un ejemplo de superación de obstáculos, ya que nunca bajo los brazos. No fue fácil, como ella misma dijo, pero «hay que luchar».
«Una psicopedagoga que tuve hace un tiempo y que me quiere mucho, me decía que quería que trabaje en un shopping o en una panadería, y yo le decía que no, que quería ser maestra», nos contó Noe, entusiasmada, cuando la visitamos en su casa.
Recibida como profesional en 2012, tras un largo período de estudio con la ayuda de sus padres y hermana a quienes tiene como un «tesoro», ejerce felizmente hace siete años la hermosa función de enseñar y cuidar a niños de pre-escolar. Reconocida por la prensa nacional e internacional, Noelia detalló en muchas entrevistas que su sueño, desde muy pequeña, siempre fue ser maestra.

En diálogo con Hablando Claro, la «seño Noe» nos contó cómo descubrió su vocación: «jugaba a la maestra con mi hermana cuando eramos chicas, y en un cumpleaños mío con compañeros de salita azul del jardín, los llevé a todos a mi pieza para hacerles un show de títeres», fue allí que considera inició su profesión.

Además, en torno a su experiencia y vocación, siempre remarca que lo que más le gusta es «enseñarle a los chicos, que lean, que crezcan y que no discriminen a nadie», porque, a diferencia de mucha gente, ella piensa que todos somos iguales ante todos. A sus pequeños alumnos los adora, se emociona con cada palabra para describir lo que siente por ellos; y admite que los padres la tratan «como una seño mas».

En su constante lucha por la inclusión y la no discriminación, se incluye el deseo de que todos los docentes del mundo puedan aprender a trabajar con alumnos de diferentes capacidades, «quiero que en todos los institutos pongan la materia ‘inclusión'».
Con su típica seña, tal vez como amuleto, que forma con sus ambas manos un corazón, Noelia demuestra al país y al mundo, que cuando uno desea y se esfuerza, no hay límites que obstruyan el camino a la felicidad.
