
Más de 12 allanamientos lograron que la Policía de la Ciudad de Buenos Aires detenga a ocho personas como acusadas de integrar una banda que confeccionaba y comercializaba títulos secundarios, terciarios y universitarios falsos.
En los operativos realizados en los distritos de Morón, Lomas de Zamora y Avellaneda, se secuestraron sellos e impresoras, entre otros elementos con los que se confeccionaban los títulos. La banda tenían sellos de organismos nacionales, de la Ciudad, de la Provincia de Buenos Aires, de Córdoba y de Mendoza.
Los certificados secundarios, terciarios y universitarios falsos eran ofrecidos en páginas web, diarios y folletos, los cuales eran entregados en la vía pública y los falsificadores siempre aseguraban que se trataba de documentos legales, apelando a supuestos contactos en los organismos otorgantes.

Según fuentes policiales, al grupo se lo conocía como la banda del «Jinete Negro» y estafaba al Estado Nacional y a miles de instituciones educativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Completamente organizada, cada uno de sus integrantes tenía un rol específico:
Liderada por el «Jinete Negro», quien se encargaba de llevar adelante toda la operación y supervisarla; por su parte, «El Gordo» se contactaba con los clientes y entregaba el material ya confeccionado; «El Peque» obtenía los datos necesarios para construir los títulos (firmas, promedios e instituciones); «El Turco» era el imprentero y conseguía la materia prima para los títulos y sus sellos; «Bam ban» se desempeñaba como el contador de la banda, manejando una cuenta bancaria para que los clientes depositen los pagos; «El Bicho» era quien recolectaba el dinero ya abonado; «La Princesa», única mujer de la banda, se encargaba de las relaciones públicas y la atención a los interesados en comprar títulos truchos; y «Nacho» era quien se dedicaba a ocultar huellas y otros elementos constitutivos del ilícito.

El operativo se produjo a partir de una orden del juez Claudio Bonadio, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°1. Además, el caso se puso a disposición de la División Defraudaciones y Estafas de la Policía de la Ciudad.
Según indicó el secretario de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro: «Estos estafadores pedían a sus clientes fotos 4×4, fotos del DNI y los datos básicos para que en menos de 48 horas tuvieran un título trucho en mano».
En el caso de un título terciario o universitario, el comprador podía elegir la carrera la Casa de Estudios otorgante, mientras los valores iban desde los 4 mil pesos para los analistas secundarios, hasta los 20 mil pesos para los universitarios. En todos los casos, la persona que ofrecía los servicios aseguraba que estaban inscriptos en todas las dependencias pertinentes, por lo que eran «legales».
Fuente: NA.