
Se trata de un hombre oriundo de la localidad misionera de Oberá quien en el año 2003 recibió una condena de diez años de prisión por abusar sexualmente de su hija. Lo liberaron tras siete años de prisión por «buena conducta» pero volvió a cometer el mismo delito, en este caso, contra su hija de tan sólo tres años.
En el año 2010, luego de salir de prisión, el hombre que había violado a su hija mayor fruto de una relación pasada, rehízo su vida con otra mujer, a quien nunca le confesó la verdadera razón de su condena: para ella, lo habían condenado por robo.
Las sospechas sobre el segundo abuso sexual florecieron la semana pasada, cuando la niña de tres años ingresó con elevada fiebre a la Unidad Sanitaria de Oberá. Sin embargo, tras no mejorar con el correr de los días, fue nuevamente atendida por un médico que la revisó y descubrió lesiones compatibles con violación.
La madre, amenazada por su pareja, no se animó a realizar la denuncia. Mientras tanto, la niña mantenía un tratamiento con antibióticos y analgésicos. Fue en ese momento que la abuela le expresó a la madre: «Si no haces la denuncia vas a quedar presa junto con tu marido. Eso no se hace, es un pecado», según expresa el medio El Territorio.
Luego de un largo debate, ambas mujeres (madre y abuela de la víctima) fueron a la comisaría de Campo Grande y denunciaron al hombre. La policía lo detuvo bajo los cargos de «abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo». La madre de la víctima, se enteró allí que su condena pasada no había sido por robo, sino que se trataba de otra violación.
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