
El martes último, en el barrio platense de Tolosa, un suceso trágico conmocionó al país. Se trata del asesinato por parte de Juan Cruz Chirino a su hijastro de 10 años y luego se quitó la vida. Las pericias forenses informaron que el cuerpo del menor recibió 16 puñaladas.
Soledad Marcos, madre de Ciro y quien compartía tres hijos con Chirino, recibió un disparo en el pómulo y se encuentra hospitalizada pero fuera de peligro.
A pesar de la restricción de acercamiento que tenía el asesino, fue a la casa enfurecido por la sospecha de que Soledad volvería con el padre de Ciro. En ese sentido, durante nueve horas de tensión, Chirino maltrató a su ex mujer y asesinó, con un cuchillo, al niño de 10 años. A su vez, el asesino se quitó la vida con un arma y felleció siendo trasladado al hospital.
Ciro sufría diferenciación y maltrato dentro de su casa, como consecuencia de las preferencias que su padrastro tenía entre los niños de la familia. Esta situación fue advertida tanto por lo vecinos y amigos de la familia, como por la madre del pequeño y su abuela. Se conocía la relación conflictiva entre la pareja, principalmente por celos enfermizos por parte de Chirino.
Los padres del niño, estaban separados pero mantenían un buen vínculo. Angel Peñalba, el padre biológico, lo buscaba los fines de semana para pasar tiempo juntos. También, esa misma noche, quiso ir a rescatarlo tras recibir amenazas del asesino, pero no pudo llegar porque protagonizó un fuerte accidente vial y terminó hospitalizado.
Ciro tenía una leve afección respiratoria, que le impedía realizar deportes. Sin embargo, cada vez que podía, apoyaba a su equipo Estudiantes de la Plata. Vivía muy cerca del Estadio Único, pero nunca pudo ir a ver un partido, una deuda pendiente, que haría «cuando sea mas grande».
Las clases en el colegio del Carmen, al que asistía el niño, se suspendieron cuando las autoridades conocieron el suceso fatal. Desde la escuela afirman no recordar episodios conflictivos ni dificultades de aprendizaje durante los años que asistió.