Justicia por Mateo Aguirre: la conmovedora carta de su hermana mayor

La madre de Mateo Aguirre leyó en la audiencia en la que se conocerá el veredicto por el crimen del niño un texto escrito por su hermana. "Es un dolor inexplicable el saber que nunca más vas a verlo"

Antes de que se conozca el veredicto, Soledad Zanna, la madre de Mateo, leyó frente al Tribunal y a todos los presentes en la audiencia una carta escrita por la hermana mayor del niño. Ella tenía 12 años cuando ocurrió el crimen.

A continuación, el texto completo:

Éramos nosotros dos. Como hermanos todo lo hacíamos juntos. En mi casa los lugares para comer siempre estuvieron designados, Mateo se sentaba al lado mío, no le gustaba poner la mesa y yo solía quejarme de eso.
Compartíamos habitación, cuando íbamos a dormir rezabamos juntos, él repetia lo que yo decía.

En el colegio era excelente, no le costaba aprender, era muy inteligente. Después de su muerte, una tarde mientras íbamos en el auto con mi papá y frenamos en un semáforo y me dice: «¿Luchi sabías que Mateo quería ser abanderado igual que como fuiste vos?». No me sorprendió lo que Mateo quería lograr, pero si entró en mí una angustia y un dolor espantoso de saber que no pudo lograrlo.

Cuando voy caminando por la calle y me cruzo a alguno de sus amiguitos o cuando veo un grupo de niños que tienen la edad de Mateo, me lo imagino entre ellos, riendo y jugando como siempre hacía. Muchas veces cualquiera
sea el momento en el que me encuentre, levanto la mirada al cielo y digo en voz baja, cómo sería este momento si vos estuvieras acá.

En nuestra pieza su ropa sigue intacta no podemos moverla del lugar en donde está, y sus juguetes, cartas y canicas están guardadas en una caja donde conservan su esencia, un cuadro con su nombre cuelga en la pared y las mediciones que hacíamos de nuestra estatura se encuentran atrás de la puerta. Siento que me quedaron muy pocas cosas de Mateo, a veces abro su placard y me pongo a buscar como queriendo encontrar algo que me acerque más a él.

Duermo abrazada a un buzo que él usaba seguido y le pongo su perfume (a veces para que no se acabe) y así sentirlo a mi lado. Tenemos un pendrive con fotos y videos de él que nos dedicamos a buscar y a juntar luego de su muerte para verlo cuando lo consideráramos necesario, soy la única de los tres que pudo verlo. Después que falleció Mateo, no pude volver a dormir en nuestra habitación, pasaron meses cuando por fin me animé, me sentía vacía, completamente sola en esas cuatro paredes donde antes compartía charlas, rezos, peleas y juegos.

Estaba sola acompañando a mi papá y a mi mamá que estaban destrozados al igual que toda la familia, fue muy duro y difícil salir adelante, nos costó y nos cuesta muchísimo.

Es un dolor inexplicable el saber que nunca más vas a verlo, escuchar su voz, escuchar su risa y ese ruido que él hacía con la lengua, no va a estar más al lado mío comiendo todos los días, no pude verlo con el uniforme del secundario ni haber compartido el momento de ir y volver juntos del colegio.

Por todo esto que me quitaron, no solo a mi sino a mis padres y a toda mi familia quiero que se haga justicia, porque Mateo como niño y hermosa persona que era, inocente y bueno, se lo merece.

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