Marian López Reta a los 53 años, le dijo a su hijo Francisco: «Ahora soy esta que ves». Desde ese momento, el hijo empezó a tratar a su padre de «ella».

Marian comenzó su transición, cuando tenía 53 años, hace ya tres años. Después de décadas de haber guardado el secreto. Ella se autodefine como mujer trans pero su rol de padre siempre será así.
Ella recuerda que cuando era un nene de 4, 5 años miraba a su mamá y a su hermana maquillarse y sentía «angustia, un deseo enorme de estar en el lugar de ellas». Era un nene que, cuando se quedaba solo, hacía mezclas con harina, huevo y shampoo y se los untaba por el pelo, tratando de teñirse como lo hacían ellas.
Fue al colegio Mariano Acosta, cuando todavía era un colegio que no admitía mujeres. Su adolescencia llegó con «ataques de llanto y crisis de angustia inmanejables».
Cuando tenía 13 años quebró, había escuchado a su mamá decir en la cocina: «En unos meses Marianito va a empezar a salir con chicas y todo esto se le va a pasar».
«Tomé conciencia plena de que nunca me iban a dejar ser yo. Fue como escuchar al juez dictarle cadena perpetua al inocente», aseguró.
A partir de ese entonces, empezó a «construir un Mariano, el Mariano que querían ver». Un personaje que lo llevó a ser un adolescente inmaduro que se llevaba todas las materias.
Se mentalizó que era un varón heterosexual, comenzó a salir con mujeres, se puso de novio con una de ellas, se casaron, estuvieron 17 años en pareja, tuvieron dos hijos.
Ocultando su secreto, llegó a pesar 185 kilos estando casado. «Desde la adolescencia sentí una disociación entre lo que el espejo reflejaba y lo que yo era. Ese que veía no era yo, ni el hombre ni el que tenía ese cuerpo», expresó.
Tenía 42 años cuando un hombre le habló a través de un chat de citas. Marian quiso sacarse las dudas y mantuvo una relación gay por primera vez. Se divorció y hace siete años que está en pareja con Matías.
Francisco, actualmente de 21 años, el menor de los dos hijos de Marian, tenía 9 cuando le dijeron que su papá se había dado cuenta de que su no era heterosexual.
«A mí no me daba miedo ni ningún sentimiento malo», comentó Francisco. Pero sí le molestaba que le dijeran en el colegio «ah, tu papá es gay, de tal palo tal astilla». Que se lo dijeran como un insulto, lo hacia sufrir.
Su orientación sexual, sólo fue la primera parte de su secreto. Marian había logrado contarle a su pareja que le gustaba usar ropa de mujer en la intimidad y a Matías no le molestó, le preguntó si quería que empezara a tratarla como «ella» cuando nadie los escuchara. Marian aceptó y dio el primer paso.
Esto no fue de un día para el otro. Mientras daba este paso en su vida privada, Marian, que es sonidista en recitales de rock, sostenía su imagen de «viejo rockero».

«No me animaba a hacer la transición. Decía ‘no, por el laburo’, ‘no, por mis hijos’, ‘no, por los vecinos’. Y un dije me dije: ‘¿A quién carajo estoy engañando ahora?», relató Marian.
«Ahora soy ésta y voy a seguir por este camino», le contó a su hijo, quien le respondió «hace lo que quieras, sé feliz».

Francisco dijo que esto lo hace crecer, porque por un lado le enseña a «abrir un toque la cabeza». Y por otro, le muestra que «animarse a enfrentar cosas todos los días para ser quien querés ser está copado».
«Ella es una persona que toma decisiones valientes, ya se lo vi a lo largo de la vida», finalizó.
