La salud de Rocío, la única sobreviviente de la persecución en San Miguel del Monte

El amor de su madre y el profesionalismo de los médicos del Hospital El Cruce de Florencio Varela, permitieron que hoy Rocío continúe viviendo.

Luego de la persecución policial fatal en la que perdió a cuatro de sus amigos, Rocío Quaglirello, la única sobreviviente de la masacre de San Miguel del Monte fue dada de alta. Pero volvió al Hospital El Cruce de Florencio Varela a celebrar su cumpleaños número 14, con los médicos que hicieron posible el milagro de su vida.

Tras 25 días internada en terapia intensiva, la semana pasada Rocío recibía el alta médica y, si bien ahora no puede caminar ni tampoco hablar, debido al proceso de rehabilitación de la operación de su mandíbula, fue hasta el nosocomio, donde se encontró con los médicos que le salvaron la vida.

Al momento del alta, el médico Gabriel González Villa Monte declaró: «Llegó en estado crítico… a lo largo de muchos días de internación, su cuadro fue progresando. Hoy se va lúcida, orientada, acompañada por su familia, se va muy bien, en adecuadas condiciones».

En un informe de Telefé Noticias, los distintos especialistas contaron cómo fue el proceso que transitaron para que Rocío sobreviva a tan violenta situación. Según aseveraron, Rocío «estuvo en peligro de vida durante la primera semana».

La pequeña Rocío, que en ese momento tenía 13 años, fue la única sobreviviente del fatal episodio que alcanzó repercusión nacional. En el hospital, cuando recuperó la conciencia, debieron asumir la dura tarea de contarle que todos sus amigos, con los que estaba paseando aquella madrugada de lunes, habían fallecido.

«Fue muy fuerte, ese día cuando le empezamos a contar se sintió», relató la psicóloga Paola Andretta. «Trabajé mucho con Loana -la madre de Rocío- para poder llegar a contarle todo entre las dos, día a día dosificándole la información», explicó.

«Lloraron mucho la mamá, Rocío, pero había que decírselo porque se tenía que ir del Hospital sabiendo con la realidad que se encontraría al volver a San Miguel del Monte».

La madre de la pequeña, conmovida, agradece día tras día a los médicos de la institución, que se comportaron con un profesionalismo y una seriedad admirable: «Siento felicidad más allá de las primeras horas de Ro, la miro y estoy feliz, es un milagro», concluyó Loana.

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