El viernes pasado, 25 de enero, la tormenta sorprendió a la población de Monte del Rosario sobre las 19:30. La lluvia, el viento, el granizo y los relámpagos apenas duraron unos minutos; sin embargo, dada su intensidad, causaron múltiples daños materiales.
Entre los principales daños estuvo el corte de la luz eléctrica. “Se nos cortó la luz, la tormenta fue muy muy eléctrica”, explica Silvia Acosta, de la Unión Vecinal de Monte del Rosario. Cuando la tormenta pasó, la luz todavía no había vuelto, así que vecinos salieron con linternas a las calles a comprobar los daños:
“Las calles estaban llenas de agua, árboles caídos, chapas, un tanque de plástico que hay en la plaza también lo había volteado estaba en la calle, y esto todo a oscuras porque ya estábamos sin luz”.

Durante la tormenta cayeron 70 milímetros de agua y hubo viento “con ráfagas muy muy fuertes”. Las consecuencias de este temporal se pudieron apreciar el sábado con la luz del día. La Capilla de Monte del Rosario amaneció con algunas chapas voladas, aunque, por suerte, tan solo ha entrado “un poquito de humedad”. Así lo cuenta Silvia Acosta:
“Para los que no la conocen, es muy antigua, es nuestra reliquia, tiene un techo de material de ladrillo, tipo loza abajo y recién después las chapas, que esas son las que se han volado algunas”.

En el SUM, el Salón de Usos Múltiples, el viento tiró una pared. “Se cayó una pequeña pared que era viejita del lado sur, ósea tampoco ocasiono ningún daño, más que la caída de eso”, explica Acosta. También el cementerio de la localidad fue víctima de las fuertes ráfagas de viento, aunque sin graves consecuencias:
“El cementerio también sufrió la caída de muchos gajos grandes, porque ahí hay mucha arboleda dentro del cementerio, pero sin daños a panteones ni algo más grave”.
El otro gran perjudicado de este temporal ha sido el campo. “También en campos vecinos, mucha lluvia, volteó arboles, ha volado silos y algunas cosechas sufrieron mucho daño de parte del viento y la piedra”, cuenta Acosta.

La tormenta del viernes fue muy corta. “Fueron pocos minutos, pero terribles: daba miedo”, recuerda Silvia Acosta. Tal fue la intensidad que cuando terminó “los vecinos con linternas recorrían las calles para ver y ayudar si alguien hubiera sufrido daños mayores”. “Pero no, a dios gracias, solo era agua por todos lados”, dice Acosta. Afortunadamente, la tormenta solo dejó daños materiales en Monte del Rosario, y como concluye Acosta “todo es solucionable”.