«Meter los cuernos», o «cornudo», incluso hasta «venado», son expresiones peyorativas que tienen que ver con la infidelidad. Con romper la confianza entre parejas, y dar lugar a un tercero. ¿Alguna vez te preguntaste de donde viene ésta expresión? ¿Qué tiene que ver los cuernos, partes de ciertos animales, con la infidelidad? Bueno, aquí te contamos algunas de las versiones más populares.
Cuenta la historia de las civilizaciones antiguas que habitaron los países nórdicos, la península escandinava e ibérica, y lo que hoy conocemos como Dinamarca y países bajos, se organizaba en clanes. Son los tan afamados Vikingos. Cada uno de los clanes, que durante tiempos sostuvieron interminables guerras, estaban bajo el mando de un Jefe, o Duntchast. Era tradición que estos jefes eligieran a cualquiera de las mujeres del clan, ya sean casadas, comprometidas, o solteras, para satisfacer sus necesidades sexuales. Durante el hecho consumado, el duntchast visitaba el hogar de la mujer elegida, que resultaba hasta un honor, y a modo de aviso y para que no molesten, colgaban de la puerta su casco, el tradicional de metal con cuernos.
Desde otro lugar y tiempo, en la Edad Media, se conocía lo que era el «derecho de pernada», derecho que pertenecía a los señores feudales, y que consistía en poder dormir con cualquier mujer de su feudo, además de acostarse con la futura esposa de un vasallo en su noche de bodas. De igual manera que en el caso nórdico, se montaba en la puerta de la alcoba una cornamenta de venado, en aviso de lo que allí acontecía.
Desde la miltología griega, algo más antigua, relata la historia de Pasifae, esposa del Rey Minos, que le fue infiel con un Toro muy adorado en Creta. De esa pasión nació un ser mitad hombre y mitad toro, conocido como Minotauro. Sus cuernos de animal son la prueba viviente del hecho de infidelidad.
Finalmente Don Sebastián de Covarrubias en su obra sobre el origen de la lengua castellana, que data de unos 400 años atrás, narra la historia de Mercurio, un enamorado mensajero que para seducir a Penélope, fiel esposa y amada de Ulises, se convierte en un macho de cabra, o «cabrón». De allí que el término se utiliza para referir a aquellos que no respetan el compromiso en busca de satisfacer su amor.
Con o sin leyenda, lo que resulta cierto es que «meter los cuernos» no es algo nuevo, sino que se remonta a la historia de la humanidad. La pregunta sería en este caso, ¿por qué son siempre las mujeres el objeto y motivo de la infidelidad? Qué lugar ocupan los hombres en estas historias? Otra cuestión más que viene construida según cada tiempo y cultura.