Tradicionalmente cada 8 de diciembre y los días previos se vive un clima comercial muy marcado, ya que millones de argentinos buscan concretar sus compras para armar el arbolito de navidad de cada año: la actividad involucra a grandes y chicos y será el escenario desde esta fecha hasta el 6 de enero.
La historia del origen de esta costumbre tiene diversas versiones según la religión desde la que se aborde: los celtas identifican la fecha con el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad.
Con la llegada del cristianismo esta versión se adaptó y cobró otro significado: el árbol-que tradicionalmente es un pino- representa el amor a Dios y la vida eterna, y tiene la forma característica de triángulo en representación de la Santísima Trinidad.
Por otra parte, la fecha de armado en el Día de la Inmaculada Concepción de María, se adjudica a que el Papa Pío IX en esa fecha de 1854 proclamó que María “por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción». A pesar de que no hay relación directa entre el hecho y el armado del arbolito, la tradición se fue afianzando con el tiempo.
Otro de los puntos emblemáticos es la decoración del árbol, que responde a diversas significaciones: las bolas originalmente eran frutos que representaban la prosperidad de las familias, las luces eran velas y encuentran su origen en una idea del protestante Martín Lutero.
Indiscutiblemente, independientemente del significado que cada familia busque darle, el armado del arbolito se convierte en una actividad familiar para disfrutar entre grandes y chicos, para comenzar a palpitar el clima festivo de diciembre.