El 5 de abril de 2012, Rocío Barletta, de 11 años, salió a comprar en un almacén ubicado a unas cuadras de su casa, en el barrio Ameghino Norte de la capital cordobesa.
Cuando Rocío no regresó a su domicilio, se inició un operativo de búsqueda en el medio del cual un anciano manifestó que había visto a la niña subir a un auto, el que tiempo después se determinó, pertenecía a Omar Peralta de 26 años que ya tenía antecedentes penales.
Un día después, el cadáver de la niña fue encontrado en el Río Suquía, en el paraje La Herradura, camino a La Calera. Ante esta situación, Peralta quedó detenido.
Este miércoles, la Corte Suprema de la Justicia de la Nación condenó al único culpable a prisión perpetúa. El mecánico fue condenado por unanimidad en calidad de autor responsable de homicidio criminis causa (para ocultar la violación), secuestro agravado y abuso sexual agravado.
En la corte, la familia de Rocío se abrazó y lloró de bronca, de alegría y con la sensación de justicia en la boca. Justicia, 7 años más tarde, pero justicia al fin y al cabo.