
Lo sucedido durante la madrugada del sábado 16 de febrero, consterna a toda la Provincia. Se trata de un caso más de abuso de poder y violencia institucional, que provocó lesiones de por vida a la víctima.
Fernando Saire tiene treinta años y es oriundo de la ciudad de San Francisco. Fue agredido salvajemente por dos policías de la Departamental San Justo de esa ciudad, cuando concurrió a la comisaría para realizar una denuncia tras haber sido maltratado en un boliche el sábado por la madrugada.
- El relato:
El joven debió ser hospitalizado por la gravedad de las lesiones. Además de varios hematomas y cortes, sufrió un fuerte golpe en la zona genital. Su hermana, Paola Fernández, expresó a Hablando Claro: «Lamentablemente no le pudieron salvar el testículo porque estaba partido, se lo reventaron y estaba negro. No se lo pudieron salvar y se lo tuvieron que sacar», según el diagnóstico que les brindó el médico que lo intervino quirúrjicamente en el Hospital Iturraspe.
Según informaron los diarios locales, Santiago Ruiz, el abogado que patrocina la familia del joven, denunciará durante este lunes a los dos policías acusados de la brutal agresión. Ambos efectivos integran la Departamental San Justo de la ciudad de San Francisco y serán acusados de «lesiones graves calificadas».

La Denuncia:
Según cuenta la víctima, todo comenzó cuando él y un par de amigos salieron al boliche llamado «Ninna» de esa localidad, a fin de festejar el cumpleaños de uno del grupo. El cumplañero, ya en el boliche, fue a solicitarle a los dueños del lugar que le regalen una jarra por el aniversario, este es maltratado y lo sacan de la discoteca.
A su vez, a Fernando y al grupo de amigos y amigas con el que había concurrido al bailable también los sacan, a pesar de no haber hecho nada, de una manera muy «violenta y vergonzosa».
«De ahí nos fuimos con dos amigos (el cumplañero y otro más) y dos amigas a hacer la denuncia a la comisaría. Denuncia por la violencia, no porque nos hayan sacado del boliche», expresó la Fernando.
Ya en la comisaría, fueron atendidos por la sumariante y, en ese momento, entra otro joven para realizar practicamente la misma denuncia al mismo boliche. La gran diferencia, es que el joven que recién ingresaba estaba «alterado, o alcoholizado» y empezó a golpear escritorios y vidrios. Fernando buscó calmarlo cuando vino un policía y vio su estado, le solicitó que se tranquilizara y viniera al otro día para que le puedan tomarle la denuncia.
«Se pusieron a discutir por un largo rato, y yo seguí tratando de calmarlo. Le dije que se vaya, que vuelva el lunes cuando esté en condiciones y haga la denuncia. Pero que la haga, porque no es la primera vez que pasa y tiene que haber una solución», relata Fernando.
Por ahora, la madrugada se veía movida pero tranquila. Sin embargo, lo que sucedió después es realmente lo más consternante y tiene a toda la provincia preocupada.
«Cuestión que viene uno de los policías y se me para en frente, yo ni lo estaba mirando. Me dijo ‘¿qué te tenes que meter vos acá? si el que da las órdenes soy yo’, me empujó, me hizo caer, pegué la cabeza contra la entrada de la policía, me tironearon, me redujeron»
En ese momento, Fernando le solicitó a las chicas que lo acompañaban que filmen la situación de maltrato que estaba recibiendo. A ambas las agredieron con cachetadas para obstaculizar la filmación al mismo tiempo que los echaban a todos de la institución, excepto a Fernando, que debió quedarse para vivir un calvario.
«Cuando me sacan para el lado del patio, el mismo policía me empuja y me hace caer. Viene corriendo y me pega una patada en la cabeza, todavía tengo la marca. Después de pegarme muchos golpes, me llevó al lado de la celda, donde se toman los datos, y me continuó pegando»
Sin resistirse, Fernando se acurrucaba en el piso para poder esquivar los golpes que provenían de fuertes borcegos y le generaban cada vez más heridas. «No había hecho nada, sólo fui a hacer una denuncia», explicó días después el joven.
Se sintió un poco aliviado cuando llegó el policía que le iba a tomar los datos, junto con una policía que se involucró en el medio al ver que «estaba pegando o al escuchar los gritos de los golpes». Sin embargo, cuando la mujer se fue y comenzaron a tomarle los datos, nuevamente se generó la violencia
«El oficial que me toma los datos, en un momento me dijo que no había visto nada. Yo necesitaba un testigo de lo que me estaba pasando»
Cuando vuelve el policía que lo venía golpeando ya hacía un rato largo, el joven le solicita su identificación, ya que los demás oficiales la tenían pero el agresor no. Nuevamente, de manera violenta, lo tira al piso desde la silla en la que estaba sentado para brindar sus datos y comienza a golpearlo en el suelo.
«Cuando se va, le dije al policía que me tomaba los datos que ahora sí me vio. Instantáneamente se levantó del escritorio, me pegó una piña y siguió golpeándome»
Todo se alivió cuando comenzó a llegar la guardia nueva, que se alertó con la situación y derivaron a Fernando, con graves lesiones, al Hospital Iturraspe.
«Se ensañaron mucho, por eso me da bronca. Porque yo no hice nada, simplemente iba a hacer una denuncia. No entiendo la brutalidad, creo que no hay motivo por el cual te tengan que tratar de esa forma, ni pegar la paliza que me pegaron a mi», concluyó la víctima, de esta forma, su relato.
